sábado, junio 16, 2007

DIALOGO DE SABERES EN LA ETNOGRAFIA


Enrique Leff ofrece una alternativa para contrarrestar la racionalidad económica imperante que hace que la ciencia la tecnología, y la producción se oriente en función del máximo lucro en detrimento del medio ambiente y del ser humano mismo, a esta alternativa deconstructiva de la economía globalizada el le denomina racionalidad ambiental la cual tiene sus bases en la cultura entendida como “el orden que entreteje lo real y lo simbólico, lo material y lo ideal, en las diferentes formas de organización social de los grupos humanos en comunidades y naciones” (Leff, 2004: 355), se refiere pues a una racionalidad cultural que rescata la diversidad cultural como base para la construcción de un futuro sustentable y es que la sustentabilidad para el se basa a su vez “en los potenciales ecológicos de la naturaleza, la diversidad cultural, la democracia participativa y una política de la diferencia” (Leff, 2004:354). Otro elemento importante es el dialogo entre saberes “que no se unifica en un consenso, ni tan solo en una traducción o transmutación de sentidos.” (Leff, 2004: 357)
Por otro lado pero en el mismo sentido Paige West demuestra en un caso concreto como los proyectos de desarrollo y conservación de la naturaleza están cargados de esta racionalidad económica que carece de una lógica que realmente permita las voces de los pobladores de las comunidades ya que no tienen como prioridad recuperar los saberes de la población ni mucho menos el establecimiento del dialogo entre saberes que implica dejar de lado las imposiciones de los que se supone poseen el conocimiento científico para definir las vidas y sentidos de los Otros.
El Caso de Crater Mountain ofrece precisamente una ejemplificación de esta situación donde el discurso de desarrollo ambiental social económico carece de una racionalidad ambiental al proponérsele a los Gimi un propuesta que si bien logra cierto dinamismo económico no contempla sus percepciones ni sentidos sobre los espacios ni la manera de vivir, en el afán pues de conservar la naturaleza y con ella la cultura de los Gimi para el ecoturismo lejos de liberarse estos valores se mercantilizan monetariamente sin ni siquiera mantener “estudios técnicos” que realmente permitan vislumbrar la sustentabilidad del proyecto. La Gestión comunitaria que caracteriza a este tipo de proyectos lejos de propiciar el dialogo entre saberes se convierte en una herramienta manipuladora que si permite la participación pero no el empoderamiento para que las comunidades formen parte de los procesos de toma de decisiones sobre su desarrollo.
El capitalismo desde sus orígenes trajo consigo la mercantilización de la naturaleza y la recomposición de espacios, la transición de la manufactura a la fábrica trajo consigo la concentración de las maquinas en espacios articulados a las vías de comunicación y la fuerza de trabajo produciendo nuevos espacios de concentración de la población y con ello cambios en la cultura y manera de vida, así mismo estos proyectos de desarrollo y conservación, que son una nueva manera de hacer negocios ambientalmente amigables, que no son sustentados en el dialogo de saberes, traen aparejadas cambios forzados en los espacios tal es el caso de la creación de Villa Maimafu, un lugar derivado de dicho proyecto de desarrollo y que de la creación de este lugar los pobladores resienten los cambios en su modo de vida. En particular el caso expuesto por West me recuerda el caso de La Reserva Natural El Imposible en el Salvador, donde de igual modo una institución conservacionista implementa un proyecto de las mismas características con las implicaciones para los pobladores que de repente se ven en “un area protegida” que les restringe la caza silvestre, la introducción de infraestructura de servicios públicos como luz eléctrica, pavimentación de las calles (algo tan elementa para ellos porque a veces quedan incomunicados mientras que los turistas y los ONG entran todo el año ya que poseen carros doble tracción) y que por otro lado los orienta a adoptar nuevas costumbres para atender a los turistas, organización para la administración de los recursos y el mantenimiento de los espacios en un espacio transnacional entre Honduras y El Salvador. Al momento de mi visita a este lugar había una reunión entre los pobladores y los técnicos de la ONG donde se estaba hablando precisamente estos temas y la gente decía que ellos nunca habían pedido una “reserva” “como dicen ustedes”.
Villa Maimafu y el Imposible pues traen a cuenta nuevamente el debate entre que las identidades y las comunidades son localizadas en territorios o no, a mi juicio las identidades están sujetas a espacios reconocidos por los sujetos sean estos asentados o no en un territorio, ya que los espacios tal y como lo plantea West son procesos producto del pasado, presente y futuro que se llenan de las interacciones entre los actores y su entorno sea este natural, social o construido. Con estos ejemplos también se pueden evidencias la compresión de los espacios y el tiempo entre los primeros y cuartos mundos.

En el contexto de la racionalidad planteada por Leff y el caso planteado por West la propuesta realizada sobre George Marcuss sobre la realización de una etnografía multisituada, es decir una etnografía que responda a los cambios de la realidad donde las tecnologías de comunicación, los modos de producción están comprimiendo los espacios y el tiempo y hay una transformación de los sitios de producción cultural, una etnografía que permita salir de los lugares y situaciones locales de la investigación etnográfica convencional al examinar la circulación de los significados, objetos e identidades en un tiempo y espacio difuso.
Así mismo considero que en este tipo de proyectos solo son factibles si se retoma la propuesta de Leff en el sentido de establecer un amplio dialogo de saberes que tiene que ser equilibrado en las relaciones de poder superando la situación actual en la que los que cuentan con el conocimiento científico sobreponen sus conocimientos sobre los saberes tradicionales.
La antropología como tal contribuiría a este dialogo a promover una polifonía de voces y una etnografía donde el etnógrafo no esta en una posición privilegiada pero tampoco esta en todas y ninguna parte al estilo Malinoswkiano, sino mas bien esta situado en un punto y una actitud consciente y asumida que le permita el dialogo. En el proceso de dialogo las dos partes de la investigación son sujetos de conocimiento en la medida que intercambian sus opiniones no es sólo la entrega de información sino la transformación de sus puntos de vista donde necesariamente el antropólogo entiende la posición del otro y se cuestiona así mismo no sólo desde sus marco teórico sino desde su propia cosmovisión. En este sentido, se retoman las palabras de Jacorzynski “lo que se constituye el objeto de estudio para el etnógrafo sujeto, no es el nativo objeto sino la relación entre el etnógrafo y el nativo , la situación entablada entre dos personas que se miran desde sus propias perspectivas, el flujo constante de mensajes significativos en dos direcciones” (Jacorzynski, 2004:158)

BIBLIOGRAFÍA
Marcus, George, 1995, “Ethnography in/of The Wordk System: The Emergente of Multisited Ethnography”. Annual Review of Anthropology, Vol. 24, pp 95-117.
Leff, Enrique (2004) Racionalidad ambiental: la reapropiación social de la naturaleza. México; Siglo XXI.Jacorzynski, Wiltod, (2004) Crepúsculo de los Ídolos en la Antropología Social. México: Miguel Angel Porrua- CIESAS. Cap. 1.
West, Paige (2006) Conservation is Our Government Now: The Politics of Ecology in Papua New Guinea. Durham and London: Duke University Press.

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